11/2/13

Peligro: juicios por jurado

Por Argentina sin Juicios por Jurado

Es enorme el peligro del juicio por jurados para la administración de justicia

Entrando al edificio de Tribunales, en ocasiones se pueden observar una serie de carteles que alertan peligros. Un empleado de ordenanza que baldea, coloca en el suelo una advertencia que dice: "Peligro: piso resbaladizo". En la puerta de un ascensor, el personal de mantenimiento coloca la leyenda: "Peligro: ascensor fuera de uso". En panel eléctrico se puede leer la advertencia: "Peligro: alta tensión". No sería descabellado pensar en un nuevo cartel que prontamente podría llegar a ser necesario: "Peligro: juicios por jurado".

Aunque parezca una broma, el tema es muy serio: el peligro que entrañan los juicios por jurado no está muy alejado al de un piso resbaladizo, un ascensor descompuesto o un cable de alta tensión. Cualquiera preferiría resbalar en el suelo mojado y romperse un brazo, antes que ser injustamente condenado a algunos años de prisión. Todos preferiríamos quedar unas pocas horas encerrados dentro de un ascensor, y no muchos años injustamente dentro de una cárcel. Y no pocas personas preferirían aferrarse a los cables de alta tensión antes que ser injustamente condenados a prisión de por vida.

Como se ve, los juicios por jurado son extremadamente peligrosos. Son un inmenso peligro para la justicia. O para ser más exactos, introducen una serie de peligros que atentan contra la libertad de las personas y la justicia para las víctimas:

Peligro Nº1: La impericia de los miembros del jurado, que no han sido capacitados para juzgar rectamente y son más proclives al error judicial.

Peligro Nº2: Los prejuicios de los miembros del jurado, que les podría hacer prejuzgar al imputado o a la víctima antes de valorar la prueba.

Peligro Nº3: El sentimentalismo usual en los miembros del jurado, que les podría hacer juzgar más por la simpatía que por la justicia.

Peligro Nº4: El apuro de los miembros del jurados que, en el afán de volver rápidamente a sus vidas, podrían precipitar el veredicto condenatorio o absolutorio.

Peligro Nº5: La timidez del algunos miembros del jurados, que los podría hacer sucumbir a la opinión de otros miembros del jurado más exaltados o intemperantes.

Peligro Nº6: La obcecación de algunos miembros del jurado, que los podría hacer fallar de modo absurdo o irracional.

Peligro Nº7: La desatención de los miembros del jurado, que en algunos casos les podría impedir seguir con detalle la producción de toda la prueba.

Peligro Nº8: La inexperiencia de los miembros del jurado, que les podría hacer pasar por alto los hechos más relevantes.

Peligro Nº9: La influenciabilidad de los miembros del jurado, que podrían acabar juzgando bajo la sugestión de familiares, vecinos o de  los medios de comunicación.

Peligro Nº10: La permeabilidad de los miembros del jurado, que podrían valorar toda la prueba presentada ante sus ojos, sin discriminar si se trata de prueba obtenida de modo legal o ilegal.

El cartel: "Peligro: juicios por jurado" sería muy útil e instructivo en las puertas de las salas de juicio si algún día se llega a implementar este inconveniente sistema de juzgamiento, pero de mucho mayor provecho sería colocarlo preventivamente en el acceso a las salas del Congreso y las Legislaturas provinciales, para que los juicios por jurado nunca se conviertan en ley.

Epílogo:

El juicio por jurados, por desgracia, es hoy una realidad. Y todos y cada uno de estos peligros se han hecho realidad. Los jurados ya han cometido errores judiciales. Ya han fallado injustamente por sentimentalismo. Ya han dictado fallos contradictorios por desatención. Ya han demostrado su enorme impericia e inexperiencia a la hora de juzgar.

Lo lamentable es que todos podemos ver cuando alguien cae al suelo al resbalar, o cuando se desploma un ascensor con gente adentro, o cuando se electrocuta alguna persona con cables de alta tensión. Pero sólo algunos jueces y abogados tenemos la posibilidad de apreciar los disparatados veredictos del jurado, que se van sumando todos los días.

Lo que ayer era un peligro, hoy ya es un daño irreversible.

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