Por Argentina sin Juicios por Jurado
La nota periodística característica del primer juicio popular que se celebra donde se inaugura este sistema de juzgamiento, invariablemente se titula: "el juicio por jurado pasó la prueba". La pregunta inmediata es: ¿cómo lo saben?
Hay una generalizada creencia de que por el solo hecho de juntarse doce personas, presenciar un juicio, deliberar y dictar un veredicto ya se ha cumplido satisfactoriamente con la compleja tarea de juzgar. Nada más falso.
No basta con la mera ceremonia para haber juzgado rectamente. La tarea de juzgar no es una coreografía a seguir, sino una labor intelectual que nada tiene que ver con las formalidades que se celebran.
Lo importante de una cirugía no es anestesiar, abrir, manipular órganos y cerrar al paciente. Lo mismo se puede decir de un juicio: no es juntarse, observar prueba, deliberar y fallar sobre el caso. La apariencia exterior de las cosas no hace a la sustancia de la labor técnica.
Por eso, el jurado NUNCA puede "pasar la prueba". Usualmente no logra juzgar rectamente. Y aunque por fortuna así lo hiciera, no puede fundamentar por qué lo hizo así, lo cual es pura arbitrariedad (quien daña "porque sí" es arbitrario, aunque sea justo).
Tampoco pueden los periodistas establecer si un jurado "pasó o no la prueba", ya que se encuentran tan incapacitados para afirmar eso como el jurado para juzgar. Es lo mismo que se afirmara en el diario que un astrónomo "pasó la prueba" al realizar las fórmulas matemáticas que rigen los movimientos astrales... ¿cómo lo saben?
Es importante no emitir juicios sobre aquello que excede nuestras capacidades. El jurado no debe juzgar a nadie. El periodista no debe juzgar cómo se ha juzgado. El juez no debe juzgar la calidad de una nota periodística. ¡Zapatero a tus zapatos!
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