Por Argentina sin Juicios por Jurado
Los juicios por jurado no solucionan ni uno de los problemas reales de la justicia penal, sino que más bien los multiplican. La pregunta que a uno le surge de inmediato es: ¿por qué tienen tanta aceptación? La respuesta es muy simple: porque diluyen las responsabilidades.
Los jueces ya no deciden sobre la culpabilidad o inocencia del imputado y, por ende, ya no son responsables de los fallos que se dictan. La responsabilidad la tienen los doce miembros del jurado (que nada se les puede reprochar porque han sido obligados a juzgar), que es lo mismo que decir que no la tiene nadie.
Los fiscales tampoco se hacen responsables, ya que se escudan en que se investigó bien pero el jurado no estaba a la altura de las circunstancias, lo cual será probablemente cierto en muchos de los casos. Un jurado, a diferencia de los jueces, no puede dejar plasmado por escrito la ineficiente actuación fiscal.
Los políticos se escudan en que "el pueblo dio su veredicto" y se lavan las manos (aunque bien sabemos que el jurado no es el pueblo, ni lo representa, sino que tan sólo son doce personas que surgen al azar).
Ni siquiera los miembros del jurado podrían hacerse responsables, ya que son anónimos en su votación, no fundamentan el veredicto y no pueden ser juzgados por mala praxis o mal desempeño de sus funciones (si la ley los obliga a hacer lo que no debieran, no podemos juzgarlos por hacerlo).
Un sistema de juzgamiento que diluye las responsabilidades de todos, ¡conviene a todos! Y lo que conviene a todos, aunque sea perjudicial y no sirva a nadie, tiene amplia aceptación.
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