Por Argentina sin Juicios por Jurado
El juicio por jurado es un proyecto que no entusiasma entre los abogados. Los de mayor renombre en el país se han pronunciado decididamente en contra de la implementación de este sistema de juzgamiento.
El Dr. Carlos A. Elbert, destacado abogado, Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales, Presidente del Club Humboldt de Argentina (asociación de ex becarios de la Fundación Alexander von Humboldt de Alemania) y Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de San Agustín, Arequipa, Perú, ha apreciado en un intersantísimo artículo escrito hace algunos años para Jurisprudencia Argentina, pero que es de gran actualidad, que la instalación de jurados acarrea un problema de costos que es minimizado con superficialidad. El sistema penal no ha podido resolver el problema en referencia al proceso oral y la comparecencia de los testigos, como no sea dejando que cada ciudadano convocado cargue con sus costos y dificultades privadas. No veo por qué la solución será distinta en relación a los futuros jurados, comprometidos para largas y agotadoras audiencias, encerrados en Palacio o en algún hotel. Además, No puede esperarse de una gran mayoría de nuestros ciudadanos un estado de equilibrio psíquico social y cultural adecuado para juzgar a sus semejantes. Más bien cabe esperar respuestas cargadas de emocionalidad y por tanto muy susceptibles de la influencia de los medios de comunicación, uno de los factores más temidos internacionalmente respecto a la objetividad de los jurados legos. Para colmo, la mayor parte de nuestros medios experimenta un alto nivel de concentración en pocas manos empresarias, trasluciendo un monopolio del tratamiento periodístico de los temas, dentro de los cuales los del orden, la seguridad y el control ocupan un rol destacado.
El Dr. Carlos A. Elbert, destacado abogado, Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales, Presidente del Club Humboldt de Argentina (asociación de ex becarios de la Fundación Alexander von Humboldt de Alemania) y Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de San Agustín, Arequipa, Perú, ha apreciado en un intersantísimo artículo escrito hace algunos años para Jurisprudencia Argentina, pero que es de gran actualidad, que la instalación de jurados acarrea un problema de costos que es minimizado con superficialidad. El sistema penal no ha podido resolver el problema en referencia al proceso oral y la comparecencia de los testigos, como no sea dejando que cada ciudadano convocado cargue con sus costos y dificultades privadas. No veo por qué la solución será distinta en relación a los futuros jurados, comprometidos para largas y agotadoras audiencias, encerrados en Palacio o en algún hotel. Además, No puede esperarse de una gran mayoría de nuestros ciudadanos un estado de equilibrio psíquico social y cultural adecuado para juzgar a sus semejantes. Más bien cabe esperar respuestas cargadas de emocionalidad y por tanto muy susceptibles de la influencia de los medios de comunicación, uno de los factores más temidos internacionalmente respecto a la objetividad de los jurados legos. Para colmo, la mayor parte de nuestros medios experimenta un alto nivel de concentración en pocas manos empresarias, trasluciendo un monopolio del tratamiento periodístico de los temas, dentro de los cuales los del orden, la seguridad y el control ocupan un rol destacado.
El Dr. Pedro Augé, destacado abogado y Secretario del Colegio Público de Abogados de Buenos Aires, expresa sus reparos a la prensa diciendo que muchos de los colegios de la provincia tienen fuertes reparos con respecto al tema de la implementación. Sobre todo en cuanto a garantizar la seguridad de los jurados, la independencia de sus miembros. Agrega que la implementación nos parece un poco difícil, teniendo en consideración los graves problemas que afectan desde hace unos años el servicio de Justicia, como el colapso edilicio.
El Dr. José Luis Menchón, un referente de la abogacía en la ciudad de Dolores, ha expresado a medios periodísticos que Hoy por hoy en la Provincia de Buenos Aires instrumentar el juicio por jurado me parece inoportuno e imprudente. No tenemos lugares ni para sentarnos en los tribunales, no tenemos un espacio donde hablar con los clientes, estamos amontonados durante un juicio en la sala de audiencia, ¿y vamos a pensar en tener 12 personas más para realizar un juicio por jurados? Recuerdo que en el Congreso que se hizo en La Plata se recomendó a aquellos países que no tenían el juicio por jurado que no lo instrumentaran. Ellos estaban viendo la posibilidad de ir restringiéndolos hasta sacarlos. ¿Por qué? Porque los juicios cada vez se ponen más complejos, ya que la tecnología que hoy se utiliza para probar los delitos es compleja, tan compleja que hasta al mismo juez le resulta difícil de entender, y mucho más les va a costar a los jurados. Aunque sea difícil de creer, en Estados Unidos y en Inglaterra hay bandas que se dedican a presionar a los jurados para lograr la absolución del imputado. Yo creo por eso que los juicios por jurados no son para la idiosincrasia de los argentinos.
El Dr. Rubén Fígari, un destacado abogado y doctrinario que ha escrito excelentes textos sobre derecho penal, advierte en una entrevista radial que los juicios por jurado son muy caros. Los presupuestos que insumen son de bastante envergadura.
El Dr. José María Orgeira, destacado abogado, ex magistrado y profesor universitario en la UBA, ha escrito una carta de lectores para el Diario La Nación en la cual alerta sobre los juicios por jurado del siguiente modo: ¡Cuidado! Cuando se introducen reformas hay que pensar en la posibilidad real de implementarlas bien, para que signifiquen un progreso, garanticen la seguridad jurídica y mejoren la administración de justicia. ¿Se han informado del costo de seleccionar y mantener reunidas a las personas que integrarán cada jurado (comida, alojamiento, etc.)? ¿Las dificultades edilicias (no serviría la mayoría de las salas donde se desarrollan actualmente los juicios orales)? ¿La protección de los jurados (hoy día ni siquiera gozan de ella los testigos de cargo)? ¿Tienen noticia de su funcionamiento en los Estados Unidos de Norteamérica, pese a que allí no hay problemas presupuestarios ni estructurales?
El Dr. Enrique Gimbernat Ordeig, destacado abogado español y uno de los mejores doctrinarios del derecho penal material de habla hispana, se ha manifestado en un artículo periodístico publicado por el diario El Mundo de Madrid, remarcando que, a pesar del marketing que tiene, el sistema de juicios por jurado es un fracaso espectacular incluso en EE.UU. En cuanto a la capacidad del jurado para juzgar, razona: Con todos mis respetos para el arquitecto y el ingeniero, para la hacendosa ama de casa, para el honrado dependiente de la tienda de ultramarinos y para el respetable sexagenario que acaba de aprender a leer y a escribir, a los que se les impone, bajo la amenaza de incurrir en un delito, la obligación de formar parte de un jurado, esos principios sobre valoración de la prueba, y muchos otros establecidos por la jurisprudencia para garantizar los derechos a la presunción de inocencia y a la tutela judicial efectiva, su aplicación al caso concreto, y el enlace lógico de todo ello, es algo que no se puede aprender, por así decirlo, «en dos tardes», sin que tampoco se alcance a comprender por qué los ciudadanos corrientes norteamericanos que integran sus jurados —con su pavoroso curriculum de errores judiciales— tienen que ser menos influenciables y menos sabios que los españoles que ejercen la misma función juzgadora.
El Dr. Jorge Horacio Gentile, destacado abogado y profesor de derecho constitucional cordobés, se ha manifesta abiertamente contra los juicios por jurado diciendo sobre la experiencia cordobesa: Entendemos que lo mejor que puede hacer la Legislatura es derogar la ley y evitar así los graves daños que está causando este sistema que hace más lentos los procesos, más caros, que no se sabe si fue implantado para hacer más severos o más benévolos a nuestros tribunales, y que permite que personas ignorantes de la Constitución y de los códigos penal y de procedimiento, que no conocen lo que dicen los expedientes en que se instruyó la causa, nos terminen absolviendo o condenado y aplicando severas penas. Todo lo que en los últimos años se hizo para mejorar técnicamente a la Justicia, sometiendo a los candidatos a jueces a rigurosos concursos y pruebas sicológicas, se echó por tierra integrando tribunales con jurados que no representan a nadie, a pesar de llamárselos “populares” y que no están preparados sicológica ni intelectualmente para hacerlo.
El Dr. Enrique Zabala, destacado abogado penalista en Río Cuarto, ante una consulta periodística expresó: Si a vos te tienen que operar del corazón, ¿a quién vas a elegir? ¿A un tipo honesto que no sabe nada de medicina? No, vas a buscar a un especialista idóneo. Con la Justicia pasa lo mismo, con la honestidad sola no alcanza, yo quiero que me juzgue alguien que conozca de leyes.
El Dr. Fernando Levene, Presidente del Colegio de Abogados de La Plata, en declaraciones para Radio Provincia que, en algo tan sensible como el juzgar, condenar a una persona, necesitaría que los jurados estén integrados por los abogados.
El Dr. Carlos R. Baeza, eminente Abogado Constitucionalista de Bahía Blanca, expresó para La Nueva que el juicio por jurados se trataba de una institución ajena a nuestras costumbres. No es beneficioso que los ciudadanos participen en la función judicial, máxime tratándose de una delicada función técnica que requiere especial capacitación y para la cual se exigen variados requisitos.
No sólo los magistrados y juristas se pronuncian contra los juicios por jurado, sino también la mayoría de los abogados. Conclusión: sólo un sistema de juzgamiento absolutamente absurdo, inconveniente y perjuidicial puede producir un rechazo casi unánime a lo largo y ancho del vasto mundo de las leyes.
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