Por Argentina sin Juicios por Jurado
Alexis de Tocqueville escribió en su célebre obra La democracia en América (1830): "El jurado es una escuela gratuita y siempre abierta, a la cual cada jurado acude a instruirse de sus derechos... Yo no sé si el jurado es útil al acusado (sic), pero estoy seguro de que es muy útil a quienes lo juzgan". A partir de este temerario disparate, los promotores del juradismo suelen afirmar que el jurado es una "escuela de ciudadanía".
Decir "yo no sé si el jurado es útil al acusado" es tan estúpido como decir "yo no sé si la medicina es útil al enfermo". Así como la medicina debe tener por única finalidad la de tratar al enfermo (y ninguna otra), el juzgamiento sólo puede tener como finalidad hacer justicia al acusado y a la víctima.
La frase de Tocqueville es ―sin lugar a dudas― una de las más peligrosas que han acechado al sistema republicano. Proclama que, en el juzgamiento de una persona, más importante que se haga justicia al acusado y a la víctima, es que los jurados salgan conformes de los estrados judiciales y se instruyan de sus derechos.
El problema es que, para aprender o instruirse, el modo nunca puede ser juzgando a una persona en una sala de debates. ¡Es como pretender que un ciudadano escogido al azar en el padrón electoral aprenda medicina dándole un bisturí y metiéndolo dentro de un quirófano! Tales absurdos lo único que consiguen es ejecutar a un paciente y privar de justicia a la población.
Lo que se promueve con el juicio por jurados, si uno lo piensa detenidamente, es que la libertad del imputado y el derecho de la víctima son nada en comparación a la satisfacción popular y la opinión colectiva. Una idea genuinamente fascista.
En lo que sí hay que estar de acuerdo es en que el juicio por jurado realmente es una escuela que enseña mucho a los ciudadanos:
- Enseña a convivir con la demagogia, ya que lo más importante con el jurado no es la justicia para el imputado y la víctima: lo fundamental es contentar a las masas para que queden satisfechas de haber participado en la administración de justicia (escuela de la injusticia).
- Enseña que está bien castigar a alguien porque sí o absolverlo porque sí. Que el Estado define a la justicia como: "doce personas a las que se les antoja condenar o absolver". Que hacer las cosas sin explicar por qué es lo correcto (escuela de la arbitrariedad).
- Enseña que se puede ejercer el poder sobre la vida de otro (el imputado y la víctima) sin ninguna responsabilidad, ya que el veredicto del jurado es infundado y anónimo. Que arruinarle la vida a los demás ―incluso con malicia o negligencia― no trae aparejada ninguna consecuencia (escuela de la irresponsabilidad).
- Enseña que el saber es absurdo e inútil. Que estudiar no sirve de nada. Que el ideal de una sociedad es que los más ignorantes asuman las responsabilidades más importantes. Que el que no ha estudiado ni se ha entrenado puede hacer las cosas ―en el caso juzgar― tan bien como el que lo ha hecho (escuela de la ignorancia).
En suma, la "escuela del juicio por jurados" es la escuela de la ignorancia, la arbitrariedad, la irresponsabilidad y la injusticia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario