4/6/13

Jueces y jurados: diferencias teóricas

Por Argentina sin Juicios por Jurado

Los jueces letrados son diferentes a los jurados: siempre son mejores

Una pregunta muy común entre las personas que desean interiorizarse sobre el funcionamiento de la justicia penal es qué diferencias existen entre los jueces y los jurados. Se tratan de diferencias enormes y de vital importancia para la existencia de un recto juzgamiento (que sólo pueden brindar los jueces que han estudiado y se han especializado).

Vimos en su momento las diferencias prácticas que cada sistema supone. Aquí nos avocaremos a señalar las diferencias teóricas entre los jueces y los jurados.

1) Los jueces son democráticos; los jurados antidemocráticos

Los jueces, en nuestro sistema constitucional, son elegidos por el Senado de la Nación o Provincia (según que el fuero sea nacional o provincial), con intervención del Poder Ejecutivo y el Consejo de la Magistratura (nacional o provincial). Todos estos organismos tienen representantes elegidos por el pueblo a través del voto universal. De modo que a los jueces los eligen los genuinos representantes del pueblo.

Los jurados no son elegidos por nadie. Se sortean dentro del padrón electoral. La decisión sobre la vida y libertad de una persona queda en manos de cualquiera que el azar coloca en el estrado judicial. Así como nadie diría que es democrático designar a un intendente, gobernador o presidente porque ha salido sorteado del padrón electoral (con el peligro de que el sorteado sea extremista, xenófobo, inmoral, radicalizado, etc.), igualmente absurdo es afirmar que el jurado es democrático.

2) Los jueces son republicanos; los jurados despóticos

Los jueces explican al imputado, a la víctima y a la sociedad en general por qué condenan o absuelven al acusado. Hacen una valoración lógica y razonada de la prueba que los lleva a condenar o absolver y la plasman por escrito para que todos puedan saber en qué han basado su decisión. Un juez nunca puede condenar o absolver a alguien porque sí, porque se le ha antojado. Siempre fundamenta su fallo, que es el requisito elemental de todo Estado de Derecho republicano.

Los jurados (en su conformación clásica) no explican por qué condenan o absuelven al acusado. Si el acusado pregunta por qué lo condenaron, la respuesta es "porque sí". Si la víctima pregunta por qué absolvieron al acusado, la respuesta también es "porque sí". La arbitrariedad reside, precisamente, en tomar decisiones de modo caprichoso, sin expresar ningún motivo. Así se obliga a juzgar al jurado. Se le obliga a juzgar de modo despótico.

3) Los jueces están preparados; el jurado no

Los jueces estudian y se preparan para realizar la tarea que se les encomienda: juzgar conductas delictivas. Cuentan con determinado standard de formación intelectual (primaria, secundaria y universitaria) y con ciertos conocimientos jurídicos y técnicos fundamentales (que son los que necesitará para juzgar). Cuanta además con la experiencia cotidiana de realizar la tarea de juzgar, que impide que juzgue como un amateur.

Los jurados no tienen ninguna preparación específica para juzgar. No hace falta que cuenten con ningún nivel de formación intelectual (y en la selección usualmente se elimina a los más formados para evitar que influyan sobre los demás). Carecen de todo conocimiento jurídico o técnico que le permita juzgar con determinado standard de calidad. El jurado puede ser lisa y llanamente disminuido en sus capacidades intelectuales, y de todos modos deberá juzgar a una persona.

4) Los jueces están capacitados; el jurado puede no estarlo

Los jueces están capacitados psíquica y moralmente para realizar la labor que realizan. En su nombramiento se procura, a través de la pre-selección del Consejo de la Magistratura, elegir a los candidatos más calificados, no tan sólo en conocimientos, sino también en el aspecto psíquico y moral. Se excluyen a través de pericias y entrevistas, a las personas mentalmente desequilibradas y moralmente perversas.

Los jurados pueden ser personas desequilibradas, locas o inmorales. En algunos casos el azar les brindará al imputado la suerte de ser juzgado por personas psíquica  y moralmente aptas. Pero la vida y libertad de las personas no deberían quedar en manos del azar.

5) Los jueces son solventes; los jurados influenciables

Los jueces tienen conocimientos científicos que les permiten tener herramientas eficientes y previsibles para juzgar. Los diarios, las radios y la televisión pueden hacer su propio juzgamiento, pero a los jueces poco les repercute, porque cuentan con conocimientos científicos superiores a los de los periodistas, los cuales no pueden influirles de ningún modo.

Los jurados no tienen ningún conocimiento sobre la ciencia de juzgar. Son tan inexpertos como la mayoría de la gente. La opinión de los periodistas, de vecinos, de familiares, etc., es para ellos tan calificada como la propia. Por eso son fácilmente influenciables. Carecen de las herramientas científicas que les permitan juzgar por sí mismos, siendo fáciles presas de la manipulación.

6) Los jueces son responsables; los jurados irresponsables

Los jueces son responsables de sus actos. Deben justificar por qué toman la decisión a la que arriban. Y si tuercen maliciosamente la lógica o la ley para condenar o absolver, incurren en delito (prevaricato). Delito que fácilmente puede ser detectado con la simple lectura de la sentencia.

Los jurados son absolutamente irresponsables. Como no expresan por qué condenan o absuelven, pueden actuar impunemente y con mala fe. Si condenan o absuelven por razones ajenas al delito y la prueba, nunca lo sabremos. No tienen ningún tipo de responsabilidad. Pueden dictar su veredicto en base a un capricho, tirando una moneda al aire, influidos por el odio que les suscita haber sido víctimas recientes de un hecho, por prejuicios raciales, por desidia, por prejuicios sociales, por la "cara de delincuente" que tiene el acusado, para volver rápido a sus casas, porque les cae simpático o les resulta atractivo alguno de los abogados/as (de la defensa o de la acusación), etc., sin hacerse responsables de nada.

7) Los jueces son civilizados; los jurados oscurantistas

Los jueces aplican la teoría del delito en el juzgamiento de los ilícitos penales. La teoría del delito es una ciencia. Es una ciencia que tiene más de un siglo de enorme desarrollo analítico-sistemático. Una ciencia que es acogida y aplicada por la mayoría de los países más civilizados del mundo. Una ciencia que sustrae las sentencias de la arbitraridad, del acaso, del sentimentalismo y de la irracionalidad. Una ciencia que, como todas las ciencias bien aplicadas, promueve a la humanidad a un estado de superación.

Los jurados no aplican ninguna ciencia, porque no la conocen ni nunca habrán de conocerla. Su decisión está basada exclusivamente sobre su opinión personal, que puede ser absolutamente errónea e irracional. El juzgamiento moral tiene leyes, tiene principios, tiene distingos que la gente que no ha estudiado la teoría del delito jamás podrá entender. Los jurados son la más absoluta negación de la ciencia. Son el oscurantismo que avanza sobre la justicia penal, que niega los avances de la civilización.

Epílogo

No nos extenderemos más en las diferencias teóricas entre los jueces y jurados. En este blog ya se ha escrito lo suficiente como para que, si cualquiera está interesado en ahondar sobre el tema, pueda abordar todas las razones que hacen absolutamente desaconsejable al juicio por jurados. Basta tomarse un rato y leer los artículos publicados en el sitio web. Son muy entretenidos, llevaderos y lo suficientemente claros como para disipar cualquier duda.

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